La respuesta más acorde a la realidad, ante el cuestionamiento de cuándo contratar un abogado inmobiliario, ha de ser cuando no es factible ni recomendable tomar en sus propis manos los asuntos legales, incluso en aquellos países donde se aduce que la intermediación o gestoría de ellos no se estila o pasa a un segundo plano y/o que todo trámite de resolución o conciliación, se realiza a través de los medios electrónicos.
Al respecto de lo anterior, sí existen en los diferentes entes gubernamentales, trámites que el público puede hacer directamente. Pero hay muchos otros que exigen el profesionalismo y respaldo (firma, sello, aval, interacción, defensa) de un abogado.
Allí entra a favor de los distintos públicos el uso de la Internet para poder conseguir el apoyo legal especializado, cuándo contratar un abogado inmobiliario se hace imperativo. Eso lo demuestra, leyendo estadísticas y luego de ver historiales de casos resueltos y operaciones exitosas, comentadas además por los clientes beneficiados, que el portal web tuabogadoinmobliario.com ha demostrado durante años.
Por ende, la recomendación es el permitirse la asistencia legal en su provecho; ningún caso referido al ámbito inmobiliario es menor o rutinario, ya que está en juego un valor e interés supra para las partes: todo tipo de terreno, bienhechuría y anexos.
Cuándo contratar un abogado inmobiliario
A estos profesionales del derecho, especialistas en la resolución de todas las operaciones y conflictos relacionados con los bienes inmuebles, se les contrata para los siguientes ítems
Documentación legal
Ellos se encargan tanto de la redacción como de la interpretación de contratos de compra y venta de casas, apartamentos, fincas, locales, terrenos (baldíos o con potencial para la siembra), entre otros.
Además, redactan de manera estandarizada y adecuada a lo que se haya convenido entre las partes, los contratos de arrendamiento, leasing, análisis de las hipotecas, usufructo, servidumbre, ley de la segunda oportunidad, etc.; en fin, todos los documentos que involucren bienes inmuebles.
Cuándo contratar un abogado inmobiliario: Asesoría a las partes
Estos profesionales permiten llevas una resolución de contratos al buen término factible, atender reclamaciones y/o desahucios por incumplimiento de contrato (incluso atendiendo cualquier detalle o vacío legal en el contrato, pero que haya sido vulnerado por alguna de las partes), interpretar sí procede o no un impago. Analiza y demanda en caso de defectos constructivos, vicios ocultos o sí se manifestaron en primer orden cláusulas abusivas que afectan a su cliente y a las que fue llevado al firmar un contrato sin permitirle la debida asesoría legal, entre otros casos que afecten a los derechos y obligaciones de las partes.
Cuándo contratar un abogado inmobiliario: Defensa ante entes bancarios y similares
Estos abogados atienden las reclamaciones bancarias ya sea por préstamos hipotecarios, por cobro de intereses excesivos o el cobro justo de los mismos, las comisiones, los gastos alternos, la cláusula suelo u otras que puedan suponer un perjuicio económico para el cliente.
Cuándo contratar un abogado inmobiliario: Para mediar o defender ante el entorno
Esto comprende tanto a los asuntos de condominios y cooperativas, como la constitución, administración, impugnación de acuerdos, reclamación de cuotas, obras y reformas; todos estos casos, imperativamente y por llevarse a instancias judiciales, requieren el asesoramiento e intervención de un experto en la materia jurídico inmobiliaria.
Cuándo contratar un abogado inmobiliario: Cumplimiento de normativas urbanísticas
Esto comprende tanto a los temas de urbanismo como a los de expropiaciones, que incluyen la tramitación de licencias, permisos, defensa ante sanciones, recursos de protección y las indemnizaciones, que impliquen el cumplimiento tanto de las normativas urbanísticas como la defensa de los intereses del propietario.
Cuándo contratar un abogado inmobiliario: Asesoría impositiva
Este es un caso cuándo contratar un abogado inmobiliario que trasciende a cualquier papeleo de registro inmobiliario rutinario, ya que se adecuá al asesoramiento ante el régimen tributario de las operaciones inmobiliarias, especialmente en casos de herencias y/o donaciones que supongan el pago de impuestos como el de sucesiones y donaciones o transmisiones patrimoniales o de plusvalía municipal.